Esta caricatura iba para una nota de Oppenheimer, pero terminó saliendo con la nota principal de la visita papal en el cuerpo del diario. Lo más notable para mí fue ver la foto con la inclinación reverente de Raúl, tal como la había intuído (eso si, no disfrazado de obispo sino de civilacho).


Encuentro remarcable que la prensa independiente del Mundo Libre le preste atención a la reunión de dos gobernantes dictatoriales.
Por lo menos, el encuentro parece ser un ejemplo de diplomacia: uno de ellos evita preguntar por los presos políticos y el otro evita preguntar por la pedofilia.

Antes que nada debo aclarar que esta ilustración surge de una transacción. Mi jefe quería escribir un artículo en apoyo a la declaración de los 17 intelectuales y/o habitués de La Nación, así que hubo que negociar. Por otra parte hay que reconocer la amplitud editorial de incluir una nota que contradice con sólidos argumentos jurídicos esta postura.
Como han escrito muchos en respuesta al documento, el debate así planteado es anacrónico. Ni la posición nacional es patriotera ni este grupo es cipayo. Podría agregar de mi cosecha que el problema vital de Sarlo y Cía (que guía todas sus tomas de posición) es haber quedado radiados de los puestos estatales de la industria cultural desde 2003. Y casi diez años de sequía es mucho para soportar, más alla de lo brillante que pueda ser su carrera como intelectuales orgánicos del poder corporativo.
En cuanto a la unanimidad patriotera del apoyo político a la aventura militar del '82, vale la pena recordar el documento de Carlos Brocato que publica(mos) en Nueva Presencia en ese entonces (el mérito no fue mío, claro, sino del director Herman Schiller).
Y, ya que estamos, recomiendo leer el breve reportaje sobre el tema realizado por la agencia Paco Urondo al Profesor y amigo Ezequiel Meler, que es un ejemplo de por dónde pasa el futuro intelectual del la Argentina.