La consigna para ilustrar la sección Debates de esta semana fue: "los saqueos agarraron desprevenido al gobierno". De las notas que acompañan, me parecieron correctas algunas apreciaciones de Pablo Alabarces.
Pasada la tormenta de acuartelamientos extorsivos de las policías provinciales y las olas de saqueos -claramente estimulados y organizados- se sucedieron muchos análisis periodísticos que apuntaron certeramente a la perversión del "sistema" no explicitado por el cual los bajos salarios del personal policial es compensado por la "regulación" del delito que sus jefes ejercen con la anuencia tácita, cuando no con la complicidad de los gobiernos provinciales.
Pero, posiblemente, la mejor organización de los datos con un sentido amplio de la trama política tras bambalinas sea este texto de un integrante de Carta Abierta. Para complementarlo y empezar la discusión abierta -que hoy sólo existe de modo asordinado entre quienes apoyan más o menos decididamente al actual proyecto-, transcribo el comentario que le hice.

Querido David: tu texto es un extraordinario esfuerzo de ordenamiento de datos dispersos para evidenciar las conexiones que los vinculan. Pero -para ser realmente un texto de análisis político- le faltaría la otra cara de la moneda. Es decir: ¿qué carencias o errores ha tenido la gestión del gobierno popular para presentar los flancos débiles por los cuales ha podido abrirse paso la conspiración destituyente?
Sin poder encarar un desarrollo tan profundo y completo como el tuyo, sólo me limitaré a señalar tres aspectos como sugerencias para la discusión.
1) Mantener indefinidamente un esquema de crecimiento del PBI centrado en el consumo individual (con su secuela de valores competitivos alienantes), estimulado por la imposibilidad de ahorro (tradición ascética-conservadora) derivada del permanente corrimiento de los precios (inflación). Incluyo en el problema el alto nivel de economía en "negro" o semilegal -lindante con las zonas grises de la delincuencia- que son campo fértil para el "autofinanciamiento" extrorsivo de los cuerpos policiales.
2) Ligado con esto, la falta de legislación estable de la coparticipación federal que mantiene a los presupuestos provinciales en la permanente indefinición de sus ingresos y, en consecuencia, del retraso de los salarios bajo su órbita desde la descentralización regresiva operada por el neoliberalismo de los '90 (docentes, salud, policía).
3) Una práctica política que mostró durante los primeros dos años del segundo mandato de Cristina una fuerte tendencia a encerrarse en torno a un grupo de lealtad acrítica (la "mesa chica") que no sólo la fue privando del acompañamiento (o, al menos, la neutralidad) de sectores sociales y sujetos políticos previamente no opositores, sino incluso, la paralización de parte de la militancia cuya autoorganización fue tratada con indiferencia y hasta desconfianza (movimientos como el Evita, intendentes desplazados de intervenir en la confección de listas, etc). Las consecuencias de estas prácticas se hicieron evidentes tras los resultados de las PASO, por lo que se intentaron corregir de manera parcial y desprolija con la toma de medidas dispersas (elevación del piso de Ganancias, listas de Concejales y colectoras, etc.).
Creo que todavía estamos a tiempo de corregir errores y evitar la frustración de la experiencia popular. Pero para ello es necesario que el análisis de los factores destructivos a los que nos enfrentamos sea completado con el de los errores y reclamar la apertura a la discusión interna y la habilitación a la presentación no verticalista de las candidaturas.
Recuerdo que en una conversación con militantes del PI antes de las elecciones calculábamos lo que podríamos hacer en los próximos tres años -el tiempo que suponíamos tener antes del siguiente golpe militar-. Tal era la sucesión "normal" a la que nos habíamos acostumbrado. 
El hecho de que hoy estemos celebrando (mal que les pese a los que insisten en hacernos sentir estrictamente vigilados) treinta años de institucionalidad democrática -conflictiva, discutida y a los tropezones- resulta ser una experiencia impensada para la generación de los que ya eramos adultos por entonces.
La nota que acompaña esta ilustración destaca las "asignaturas pendientes": precariedad, abusos de poder, corrupción, clientelismo y una cierta indiferencia según la conveniencia egoísta de cada uno. Desde ya que se pueden encontrar esos defectos, como seguramente se los podrá encontrar en muchos otros países. También podría encontrarse otros que la nota no señala: concentración del poder económico y mediático y extranjerización de los factores claves de esa concentración que condiciona la capacidad de los gobiernos electos para cumplir con sus programas.
Y aún así, se podrían encontrar también aspectos para valorar: básicamente, la sensación de que las cartas no están echadas irreversiblemente. De que -si las iniciativas sociales encuentran canalizacionnes políticas- este es un régimen dentro del cual existe todavía un cierto grado de fluidez que permite pensar -y a veces conseguir- alteraciones de las reglas de juego que en otros países son menos imaginables.
Hoy los chilenos deben elegir una nueva presidenta y las apuestas están abrumadoramente a favor de que Bachelet recupere el puesto a costa de la candidata derechista Matthei.

Pero esto no significa que la vaya a tener fácil. Hay una serie de reformas por las que su pueblo clama. La inequidad en primer lugar. Mientras la cifras de la macroeconomía ubican a Chile como un modelo a los ojos de los economistas neoliberales, la población chilena muestra signos de estar harta del costo de ese éxito. Según la OCDE, Chile tiene el peor record de inequidad entre sus miembros. De hecho, también entre sus vecinos.

Las gigantescas manifestaciones estudiantiles de los últimos años (niciadas, en realidad, durante el anterior período de Bachelet) llevaron al primer plano el drama detrás del crecimiento del PBI y la modernización: la gente vive endeudada con los bancos para pagar el costo de los servicios privados; desde la salud a la educación o el agua. Mientras el cobre (con mucho la principal exportación) ha tenido precios crecientes durante décadas, permitiendo acumular fondos soberanos manteniendo impuestos bajos, las perspectivas de la demanda china y europea no son estables y una reforma impositiva se hace ineludible.

Lo mismo ocurre con el sistema político heredado de la dictadura pinochetista cuya sombra planea sobre un país que no ha sido capaz, aún, de confrontar las heridas del pasado. Bachelet centró su campaña en la promesa de terminar con esas deudas. Ahora bien, si el reaccionario 1% de los ricos y sus amigos militares se van a someter a esas reformas y renunciar a sus privilegios sin oponer resistencia, entonces sí podríamos hablar de un "milagro chileno".
Ilustración para esta nota de agencia sobre el "escándalo" del espionaje de Obama sobre amigos y aliados destapada por Snowden. Como bien dice la (mucho más interesante y colorida) nota complementaria: lo único escandaloso en esto es la hipocresía con la que se reviste la más conocida (e ineludible) actividad de cualquier dirigente político: el espionaje.
Y agrego yo, recurriendo al tesoro de frases para toda ocasión que nos dejara el General Vizcacha: "Los hombres son buenos, pero si se los vigila son mejores".
El mismo ritual se repite cada año: las Naciones Unidas condenan el bloqueo norteamericano a Cuba (con la sola oposición del condenado y de Israel). El gobierno norteamericano invoca la falta de democracia en la isla mientras corre a alimentar a los hambrientos de la "democrática" Corea del Norte y compra toneladas de electrónicos de la "democrática" China y refugia a terroristas que sabotean aviones cubanos. Y de tanto en tanto apoya algún "democrático"golpe de Estado en algun país de Latinoamérica.
No sólo Fidel se está volviendo viejo viendo esta estúpida telenovela. Nosotros estamos cansados, también.
¡Ah! y mis empleadores se ocupan de las maldades del régimen dictatorial denunciadas por Luis Alberto Romero y sus amigos en valientes congresos de "intelectuales" (con una ayudita de la CIA, claro). A mi me toca ilustrarlo con dibujitos como éste.
Esta es la versión modificada de la ilustración que hice para esta nota. En lugar del candidato neuquino Pereyra, agregué al candidato a legislador porteño Taiana.
La reaparición de Taiana en el panorama político del FPV tiene para mí una significación particular. Es un signo del fracaso de la conducta verticalista y Cristino-dependiente que el kirchnerismo adoptó desde hace algo más de dos años. En aquél momento dije que el modo como se confeccionaron las listas (desde arriba) y la actitud poco retributiva hacia la militancia de base (p.ej. el Movimiento Evita), sindical y territorial me generaba muchas dudas sobre el futuro.
Luego, cuando las presidenciales arrojaron cerca de un 55% de votos para la Presidenta aumentaron mis temores. Era claro que en ese porcentaje había muchos votos de conveniencia circunstancial que podían favorecer una engañosa sensación de imbatibilidad y dificultar la percepción de los errores a corregir. También Yrigoyen, Perón (y Menem) tuvieron holgados triunfos electorales en sus segundos mandatos, para ver evaporarse esa popularidad en un par de años.
Taiana tiene la particularidad de emitir sus opiniones por sí mismo, sin invocar la conducción de Cristina. Y esa será una cualidad importante a medida que se acerque 2015, cuando haya que seleccionar un candidato para representar al espacio político por su capacidad de decisión propia. Y porque va a ser necesaria mucha altura y serenidad para desenmascarar la construcción de los medios en torno a su encontrada "esperanza blanca"; el abyecto soplón de La Embajada que Cristina eligió alguna vez para presidir su gabinete de ministros.
Hace varias semanas hice esta ilustración para una entrevista con el historiador italiano Loris Zanatta. Dudé mucho si publicarla, ya que tuve algunas dificultades para hacerla y el tema no parecía de mucho interés actual. Cada tanto aparece un académico del Primer Mundo que dispone de recursos abundantes para investigar y publicar sus "tesis" sobre el populismo latinoamericano y, en especial, sobre el Peronismo. Y los resultados suelen parecerse: unidad emocional entre masas y líder, debilidad institucional democrática, etc. Zanatta "descubre" las raíces ideológicas de este fenómeno histórico en el comunitarismo católico tomista que desconfía del individualismo liberal. Un párrafo de la entrevista puede resultar ilustrativo:
–Hagamos historia contrafactual. Conociendo como conoce a Eva a través de investigarla, de haber vivido en el 55, ¿hubiese caído Perón? Es un interrogante que siempre está entre los argentinos cuando se reflexiona sobre aquel tiempo. Se debate a partir de la vehemencia de Eva, su fanatismo, como razón de haber de resistir sí o sí…

Yo también sé de esa pregunta. Sí, es posible que de haber vivido Eva en aquel 55 Argentina hubiese tenido un "éxito español" del 36... una guerra civil. Esta posibilidad está en línea, en coherencia con lo que digo en mi biografía política de Eva: Perón no cayó porque no la tenía más a Eva; cayó, entre otras razones, porque la había tenido a Eva, que con su maniqueísmo radical, su estilo confrontativo, había destruido mucho del armazón corporativo que había montado Perón y que ya no pudo volver a armar.
Me parece ahora interesante comparar esta visión externa y reduccionista con el panorama de la dinámica interna peronista (particularmente en el conurbano) que expone el amigo Manolo Barge en esta entrevista con la agencia Paco Urondo. Porque si algo parece surgir de su descripción es que -contra la comodidad intelectual vestida de sentido común- nada es menos seguro en el peronismo actual que la lealtad clientelar a los caudillos. Y que los votos se ganan (o se pierden) por los resultados concretos de la gestión política según sea percibida por un electorado que juzga y decide con más libertad que nunca en toda nuestra historia.
Ilustración para este artículo con la trama interna de cómo saltó a la luz este asunto de la narcopolicía cordobesa que salpica bastante al gobernador. 
Para los que tenemos la edad suficiente, el nombre de la provincia de Córdoba está unida a la gesta del Cordobazo que en nuestra adolescencia nos hizo creer que "la revolución era posible". Y que -respetando las diferentes identidades partidarias- obreros combativos, sindicalistas no burocratizados y estudiantes unidos realizarían ese sueño.  
No duró mucho el sueño de la "unidad en la lucha", pero el verdadero retroceso no empezó hasta el "Navarrazo" con el que el jefe de la policía dió un "golpe", derrocando al gobernador y al vice, ante la clamorosa inacción del entonces presidente Perón. Le seguiría una sucesión violenta de asesinatos y torturas sin solución de continuidad con la dictadura militar. 
El retorno de la democracia cambiaría las formas, pero exhibiría una sorprendente coherencia de políticas neoliberales y corruptas tanto con radicales como peronistas. La delincuencia policial y política en Córdoba ya parece toda una triste tradición.























Esta es la versión coloreada de la ilustración para este artículo (donde se puede ver el original en blanco y negro). Para ser un dibujo con algunas complejidades, hecho a toda velocidad (menos de dos horas), me pareció bastante rescatable.
El artículo compara esta época de "gestos de soberbia" con algunos personajes prestigiosos que supieron rectificar sus opiniones. En general, se supone que en un sentido de más tolerancia o humildad. Por contraste, está el caso de Leopoldo Lugones, que pasó del liberalismo del Centenario al militarismo fascistoide de fines de los veinte ("La hora e la espada"). Conociendo su suicido final, uno tiende a pensar que nunca entendió bien el país y el tiempo que le tocó. Lo que nunca pude decifrar es cómo (quiero decir, qué chatura cultural habría) pudo llegar a constituirse en el Zeus Olímpico de la letras argentinas.






































Se cumplen 40 años del sangriento golpe que Pinochet (con el auxilio de la Casa Blanca, las corporaciones capitalistas y los intelectuales neoliberales) dio al gobierno constitucional de Salvador Allende. Con ello se dio comienzo al más negro período de íntervencionismo imperialista en Sudamérica.
El golpe fue precedido de una larga preparación de acoso y ahogo al gobierno en el que la mayoría simple de una oposición unida (es decir, con la complicidad del centrismo de la "Democracia" Cristiana) se dedicó a rechazar cada iniciativa de ley gubernamental y a destituir ministros e intendentes con cualquier pretexto, amén de impulsar el caos económico y la violenca callejera.
Chile aún vive bajo la sombra ignominiosa de una Constitución ilegítima heredada de la dictadura que ha impedido juzgar a los criminales. Recién se empieza a plantear una reforma constitucional y un pedido de "disculpas". Poco y tarde.
Como argentino que vivió esa pesadilla espero que hoy no caigamos de nuevo en la manipulación y aseguremos la estabilidad del gobierno constitucional sin ceder a las presiones y argumentos reaccionarios.
¡¡Viva Chile, mierda!!

































No es que esté de acuerdo con el artículo (aunque después de las PASO, un poco escorada quedó la nave gubernamental, reconozcamos).
Ocurre que, a veces, una ilustración que nos encargan sale lo bastante linda como para publicarla, aunque no nos cause mucha gracia.
Y, si fuera a esperar a estar de acuerdo con todo lo que me piden en el trabajo, este blog no se actualizaría más que una vez al mes.
Esperemos tener ilustraciones más optimistas después de Octubre.

































Esta ilustración para las notas sobre el libro de Hernán Dobry no es del todo realista. Ya que gran parte del libro está dedicada a los desaparecidos de origen judío que no respondían, precisamente, a los cánones religiosos. Pero es difícil imaginar otro símbolo más reconocible para el tema.
No he leído el libro, pero de lo que dicen las notas, puedo puntualizar tres asuntos:

1) Los cálculos que el autor hace son aproximadamente los que hago yo. Grosso modo, se puede decir que la cuota calculable de desaparecidos judíos multiplica varias veces la de su proporción en la población argentina de la época (en diferentes proporciones, según tomemos en cuenta la cifra simbólica de 30 mil o la registrada de 9 mil). No considero que esto por sí mismo sea el índice del antisemitismo que campeaba en las fuerzas represivas. Que existía, sí, y se manifestaba en la argumentación que se usaba para el "ablande" de los torturados. Más bien indica la fuerte presencia de jóvenes judíos en los sectores sociales medios y universitarios. Y existía, claro, una vaga idea conspirativa sobre la influencia judía en las grandes potencias, basada en la libre circulación de literatura antisemita en las escuelas de oficiales.

2) La cuestionada actitud de la dirigencia comunitaria de la época; en particular , la del presidente de la DAIA, N. Reznisky. Dado que en 1976 estuve vinculado a las instituciones, supe que cuando N.R. acudió a las autoridades para rescatar a su hijo secuestrado (nada menos), fue increpado por el Gral Harguindeguy (Min. de Interior) por la cantidad de "subversivos" provenientes de agrupaciones juveniles sionistas a las que consideraba "un primer campo de entrenamiento de guerrilleros", A cambio de soltar a su hijo se le exigió "silenciar" a esas agrupaciones y "gestionar" la "buena voluntad" de las instituciones judías norteamericanas, a las que el régimen atribuía (por ese antisemitismo tradicional ya apuntado) gran influencia en el gobierno del Norte. Se trata de un dilema político, pero no me parece que constituyera parte de un plan antisemita sistemático que denunciar como tal. Aunque no resulte estratégicamente conveniente afirmarlo. Y esta confusión ideológico-cultural del régimen tiene que ver con que el punto siguiente fuera tolerado.

3) El libro rescata la actuación del periódico Nueva Presencia y de su director Herman Schiller. Me parece justo y ya me había ocupado de ello en ocasión del homenaje brindado por la Legislatura y la colocación de una placa recordatoria (inmediatamente "desaparecida", casualmente) en la puerta del edificio donde se editaba. Sólo quisiera agregar que el significado epocal del periódico fue más allá de ser una voz de denuncia y vehículo para las organizaciones de Derechos Humanos. También fue un impensado refugio para algunas vanguardias culturales y para debates políticos agudos, como los que encabezaron Carlos Brocato y María Seoane (respectivamente, cuestionador y defensora de los fundamentos de la lucha armada). Aunque no comparta la ubicación política elegida por Schiller tras la caída de la dictadura, no puedo menos que reconocer la línea recta en la que se mantuvo hasta hoy. Lo que lo señala como un "rara avis" en el actual panorama del periodismo-espectáculo, oportunista y "operativo", predominante.


































Ilustración para un artículo de agencia que cuenta cómo China está desplazando a EEUU como actor del comercio global (sobre todo en América Latina, Africa y el Sudeste Asiático).

Este dibujo ilustra una nota que resume otra del New York Review of Books sobre la historia y el alcance del espionaje de la NSA (National Security Service) revelado por Edward Snowden.
La nota original empieza reconociendo que en los días siguientes a la publicación de los documentos las ventas del clásico "1984" de George Orwell se dispararon como un cohete. Pero en seguida el articulista trata de atemperar el ambiente apelando al nivel más elemental de lectura de la metáfora orwelliana:
Por supuesto, los EEUU no son una sociedad totalitaria y ningún Gran Hermano la gobierna, como lo demuestra la difusión del reporte de Snowden.
Si fuera tan fácil identificar el curso hacia una sociedad totalitaria, décadas de sofisticación tecnológica y de ingeniería social habrían pasado en vano. Es posible que la era de los dictadores primitivos y grandilocuentes esté superada, pero la ambición de control no ha disminuido  lo que es más: contra la versión común vulgarizada, Orwell no estaba pensando sólo en el régimen estalinista cuando escribió la novela. Según una carta previa a la publicación, también era consciente de lo peligroso del poder concentrado en Wall Street:
Hitler pronto desaparecerá, pero sólo a costa de fortalecer a: 1) Stalin, 2) los millonarios americanos e ingleses y 3) todo tipo de pequeños “fuhrers” al estilo de De Gaulle. 
Una buena producción que en varias notas recorre el panorama religioso del Brasil con el que se va a encontrar Bergoglio en su visita papal.
El monopolio cultural de la Iglesia Católica ha venido siendo erosionada desde distintos ángulos: el Evangelismo electrónico, los ritos africanos, el agnosticismo o ateísmo modernos.
A cambio han aparecido los grupos carismáticos; un intento de mística plebeya para tratar de llenar el vacío dejado por el reflujo forzado de la marea tercemundista de los '60 y '70. Ya hemos dicho que la ambigua postura del hoy Francisco hacia aquella prédica socializante obedecía a una lógica institucional más que a un rechazo teológico. Hoy tiene a su favor el testimonio del franciscano Leonardo Boff dando por saldada aquella historia.
Queda por ver si Francisco logrará articular un discurso seductor para recuperar la atención de los numerosos empresarios paulistas que se han volcado al Evangelismo y tienen influencia en partidos políticos aliados del gobierno. Para Lula y Dilma estos partidos han sido un auxilio para lograr estabilidad en el intrincado sistema político brasileño que -al imposibiltar la formación de mayorías parlamentarias- ha sido el motor de la corrupción (los votos flotantes cuestan). Estos empresarios también necesitan un reaseguro ideológico que justifique su actividad económica: "proveer trabajo con Justicia Social". Veremos si lo que el "Papa del Fin del Mundo" tiene para decirles alcanza para reverdecer laureles marchitos.
El juicio a un grupo neonazi que comienza esta semana en Munich amenaza con convertirse en un juicio al propio gobierno de Angela Merkel.
Durante diez años el autodenominado Subterráneo Nacional Socialista asesinó a diez personas (la mayoría inmigrantes turcos) sin ser investigado por la policía alemana, pese a un cantidad de pistas que apuntaban al grupo cuya actividad no era desconocida. En un claro caso de preferencias sesgadas, los investigadores descansaron en la cómoda suposición de que se trataba de "venganzas de la mafia turca".
Las disculpas emitidas por una contrita Merkel mal pueden ocultar que las organizaciones neonazis han sido toleradas por una policía renuente y un sistema judicial indulgente. Nada de que asombrarse viniendo de un gobierno conservador que ha mostrado su inmisericordia hacia un pueblo entero, como el griego, el cual fue presionado durante años a comprar cantidades absurdas de armamentos (inclusive submarinos) en Alemania) para luego ser acusado de gastar irresponsablemente. Capitalismo del mejor.


El sociólogo Sebastián Pereyra hizo una tesis de doctorado en París sobre  el periodismo de investigación en la Argentina de los '90. Aunque refleja el auge que ese género tomó por entonces, uno de los aspectos estadísticos interesantes que encontró fue que la mayor parte de las denuncias de corrupción no se originaron en investigaciones periodísticas, sino entre los políticos desplazados de las propias coaliciones gobernantes.
De todos modos, el periodismo como motorizador de las denuncias (y su variante espectacular, el escándalo) adquirió un protagonismo inédito:
A partir de los 90, y ésta es una de las cuestiones que más me sedujeron a la hora de investigar, se muestra claramente cómo el periodismo se transforma en un actor político legítimo sobre la base de una paradoja: porque desde la propia actividad el periodismo se define a sí mismo como fuera de la política pero luego, de hecho, se convierte en un actor de primer rango en la escena política.
Quien mejor comprendió y expuso el perjuicio que provoca el discurso omnipresente sobre la corrupción fue Martín Caparrós, con su advertencia contra el "honestismo": si sólo vamos a hablar de la corrupción, terminamos invisibilizando las diferencias entre las opciones políticas que afectarán nuestro futuro:
O sea: si este mismo sistema estuviera administrado sin la menor fisura, habría –supongamos– un tercio más de recursos para hospitales y escuelas, y los pobres tendrían un poco más de gasa y un poco más de vacunas y un poco más de tiza –y los ricos seguirían teniendo tomógrafos y bypasses al toque y computadoras en el aula. Quiero decir: si todos los políticos fueran honestos, todavía tendríamos que tomar las decisiones básicas: en este caso, por ejemplo, si queremos que haya educación y salud de primera y de segunda, o no. Si queremos que un rico tenga muchísimas más posibilidades de sobrevivir a un infarto que un pobre, o no.
Recomiendo leer toda la compilación de notas (incluyendo desgrabaciones propias) que Eva Row hizo del tema.

Finalmente, mi reflexión historizante: si las denuncias periodísticas adquirieron protagonismo en los '90 fue porque la dictadura universal del capitalismo financiero había convertido en irrelevantes las diferencias entre opciones políticas. 
Entre nosotros eso se empezó a palpar desde que Raúl Alfonsín tuvo que aceptar la renuncia al programa económico de Grinspun con el que había llegado al gobierno. Carente del respaldo interno (peronismo) y externo (fracaso del Club de Deudores), los bajos precios agrícolas -y la consecuente escasez de dólares de respaldo- lo dejaron inerme ante las corridas (golpes) implementados por el sector financiero incubado por la dictadura cívico-militar. Desde entonces su gobierno fue retrocediendo en chancletas intentando contener los ataques con tímidas iniciativas de privatizaciones "prolijas" (plan Terragno). 
Lo que por entonces no comprendía(mos) era que lo que se buscaba no era un "mejor clima de negocios" sino el desastre y el pánico para anular todo viso de autonomía de los políticos e -inclusive- del capital productivo transnacional (plan Bunge y Born). La llegada de Domingo Cavallo (tres hiperinflaciones mediante) coronó la victoria completa del capital financiero.
Convertido el poder político en mero gerente de gestión económica del sector financiero (FMI, Consenso de Washington), el periodismo (de izquierda, Página 12) canaliza las protestas fragmentarias de los sectores perjudicados (empleados estatales con salarios congelados, desocupados de las industrias liquidadas) por el único flanco de receptividad pública: la corrupción. El periodismo mayoritario (La Nación, Clarín) se reservó hasta que llegase el período de renegociar sus apoyos.
Lo realmente trágico de este esquema de convertir el "grado cero de la política" (el "Honestismo"como dice Caparrós) en programa, fue que la izquierda política (Frente Grande) adoptó esta estrategia para combatir al menemismo, de modo que su avance electoral se hizo a costa de vaciar su discurso (y su Alianza) de contenido político diferenciado, manteniendo los instrumentos financieros (la Convertibilidad) del vaciamiento económico hasta su hecatombe terminal de Diciembre de 2001. El éxito de consignas como "que se vayan todos" o "la corrupción mata" -originadas en la izquierda trotskysta- es índice de la debacle intelectual y política de ésta, al declamar una retórica clasista y ejercer una práctica pequeño-burguesa.

Conclusión: la tarea delicada frente a la nueva ofensiva por imponer periodísticamente el debate en base al eje "corrupción-honestidad" consiste en "separar la paja del trigo",  no permitiendo que la discusión sobre cuál es el modelo económico (y cuál su mejor agente político) que  permite imaginar un futuro con mejores posibilidades para la mayoría, sea sumergido por un "tsunami" de denuncias periodístico-judiciales de corrupción donde se revuelcan lo real con lo fantasioso.

Parecidos pero no iguales.


Esta ilustración (en realidad un fotomontaje con retoques) fue hecha para esta nota (en realidad una reseña de dos libros).  Lo curioso es que el título de la nota (que se repite en el hilo de la redacción) salió de la idea con la que interpreté la descripción telefónica de lo que mi jefe pensaba escribir. Sinergia periodística, que le dicen
La nota se ocupa de dos aspectos bien diferentes de lo que ocurre al interior de la Iglesia argentina. 
Por un lado, los fenómenos de religiosidad popular que desbordan los marcos intitucionales. Por otro, la diferentes generaciones de intelectuales católicos y su ensamble con la historia del país. La reaccionaria que se encarama en el poder con el golpe del '30; la social que forma el partido Demócrata Cristiano en los '50; la tercermundista de los '60 y '70. 
¿Habrá una generación del papa Francisco?


Esta ilustración fue hecha para esta nota. Pero la metáfora de la "tentadora" Anita Ekberg me gustó como símbolo de algo diferente: la intensa corrupción vaticana que ya se llevó puesto a Ratzinger y veremos si no lo hace con Bergoglio también.

Entretanto, esta es la traducción al castellano de mis impresiones sobre el nuevo papa que escribí para los lectores de mi blog en inglés, que -tal vez- ya sean muy obvias para los lectores argentinos.
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¿Así que se preguntan qué clase de papa será mi compatriota Jorge Bergoglio (también conocido como Francisco)? en dos palabras: uno muy, muy político. A diferencia de su predecesor Ratzinger, este no es un hombre de gabinetes, sino un hombre de la calle. Fue el típico chico común, criado en un típico barrio de clase media-baja de Buenos Aires. Con una particularidad: él eligió ser sacerdote (contra la fuerte oposición de su madre). Y eligió serlo por el camino más arduo: en la Compañía de Jesús; así que como cualquier jesuita es un hombre que sabe de ascetismo mezclado con duro trabajo de estudios.

El tiempo y el lugar son importantes: Bergoglio llegó a sus responsabilidades sacerdotales cuando la Argentina era desgarrada entre izquierdistas y derechistas. Muchos jóvenes sacerdotes fueron seducidos por la Teología de la Liberación y decidieron residir en las "villas miseria" en busca de un Jesús "revolucionario", enfrentado a los "sumos sacerdotes" y los "mercaderes del templo". Bergoglio (como la facción peronista a la que estaba vinculado, Guardia de Hierro) buscó una "tercera posición": acercar los pobres a la Iglesia sin disolver a ésta entre aquellos. Esta es la raíz de su ambigua conducta con respecto a la feroz última dictadura: ayudó silenciosamente a aquellos que apelaron a él, mientras dejaba solos a aquellos que se negaban a reconocer las nuevas circunstancias (este es el caso de dos jóvenes sacerdotes de los que se ha ocupado la prensa en estos días).

El cardenal Bergoglio se convirtió en jefe de la Iglesia argentina cuando el país luchaba por superar la más profunda crisis de su historia. Mientras que pudo no haberse opuesto al enfoque neo-keynesiano de Néstor y Cristina Kirchner, bien pudo sentirse alejado por la retórica izquierdista de éstos y su enfatizada proximidad a los organismos de Derechos Humanos que resentían la complicidad de la jerarquía eclesiástica con la dictadura. De modo que se vio envuelto en una competencia con ellos y más cercano a la dispersa oposición política. Como resultado de ello, fue derrotado por las iniciativas liberales (como el matrimonio igualitario) que ellos apoyaron y fueron bien recibidas por la mayoría. Cuando su prospectiva parecía ser la jubilación, se encuentra con una nueva y mucho más amplia oportunidad.

Así que -con las debidas restricciones- esta es mi conjetura de las acciones previsibles del papa Francisco:

1) Al interior de la Iglesia, una postura enérgica contra el encubrimiento de casos de abusos. Una exigencia de "salir" a trabajar con los pobres, los jóvenes y los marginalizados (como los drogadictos). No veo un final cercano al celibato sacerdotal sino una actitud flexible hacia aquellos que optan por el matrimonio y desean seguir vinculados a la Iglesia de alguna manera.

2) En América Latina, un esfuerzo por controlar el ascenso de gobiernos populistas, intentando morigerar su retórica izquierdista y colocando a la Iglesia como suprema autoridad moral. Esta es la principal tarea para la que fue elegido.

3) Hacia la economía globalizada, un énfasis en el compromiso de los empresarios con la creación de puestos de trabajo y una dura condena de los efectos deletéreos del Capitalismo financiero.

4) Hacia las relaciones entre la Iglesia y la Mafia italiana, no meter la nariz y dejar que los negocios sigan como acostumbraban. Esta también es una "tarea" para la que fue elegido.
El Memorandum de Entendimiento con Irán permitirá -ante todo- finalizar el juego del contencioso entre los dos países, basado en pruebas secretas que nadie ha visto, aportadas por un testigo de identidad reservada. Un juego en el que la Argentina ha servido de peón en un tablero geopolítico ajeno. Sugiero leer esta entrevista con quien estuvo involucrado en las primeras etapas de la investigación, antes de que las pistas reales fueran borradas.

Por otra parte permitirá terminar con las infinitas ambigüedades que prosperaron a la sombra de una causa judicial insepulta. Un ejemplo es Fabián Bosoer, autor de la nota para la que hice esta ilustración. Mientras defiende en un periódico local de difusión limitada la posibilidad de que el acuerdo redunde en efectos positivos, sostiene en una columna del New York Times, el tradicional relato prejuicioso que la derecha internacional quiere leer.

Posiblemente tengan razón quienes -apelando al golpe bajo- denuncian el acuerdo como "el Punto Final" de la causa. Pero se olvidan de que la causa descarriló hace mucho, cuando fue desviada por el juez Galeano (y sus instructores de los servicios) hacia la vía muerta de la Traffic-bomba y de Irán. Final de juego, entonces, para las muchas hipocresías que vienen encubriéndose con ella y -tal vez- inicio de otro viaje; esta vez hacia la trama de encubrimientos y complicidades de adentro y de afuera.

Puede recobrar la salud o no. Puede gustarte o no. Pero que ya entró en la Historia, no hay dudas.
PD: Para un análisis teórico en serio del significado histórico de Chávez, recomiendo el post del siempre agudo Iohannes Maurus.