El nuevo formato de la versión digital del diario Río Negro remite a la versión impresa para leer la sección Debates que yo ilustro. Y yo no accedo a ella hasta pasado un tiempo. De modo que me limitaré a reproducir las ilustraciones que valgan la pena y -si me siento inspirado- haré algún comentario personal.

En esta oportunidad, el tema que debía ilustrar fue el de la obsesión de quienes tienen capacidad de ahorro por refugiarse en el dólar. Poco puedo agregar a lo que todos saben. La fuga hacia el refugio del dólar es un acto reflejo aprendido duramente a través de sucesivas crisis inflacionarias -especialmente desde 1975- y un gran negocio para unos pocos.

Lo que no todos comprenden es que la tendencia a igualar para arriba los precios es una parte estructural del capitalismo argentino desde el comienzo. Y eso ocurre porque la punta de la pirámide de la burguesía porteña nació pluri-implantada en las distintas ramas principales: agro, finanzas e industria. De modo que cuando una circunstancia (p.ej. altos precios agrícolas) permite márgenes extraordinarios para una de esas ramas, las otras lo perciben como lucro cesante y tienden a presionar para equipararse. Pero el sector inferior de cada rama sería impotente para ejercer esa presión sin el apoyo del sector superior; de modo que éste -que ya está obteniendo ganancias extraordinarias en una rama- encabeza (por un tiempo) los reclamos del sector subordinado de las otras ramas y termina cosechando los beneficios y ampliando su participación en el producto general, incrementando la concentración y su peso en la orientación de la economía.
Esta es la razón por la cual no ha podido cristalizar entre sectores capitalistas una alianza hegemónica estable para definir un modelo de desarrollo industrial perdurable.

En fin, este mecanismo fue registrado por Milcíades Peña ya en los años '60 y  elaborado desde otra perspectiva por Jorge Sábato en los '80. Pero no casualmente Jorge Schvarzer colaboró con ambos autores. Es comprensible que los equipos gobernantes populares se resistan a sacar las consecuencias políticas de esta estructura ya que se necesitaría una gran acumulación y decisión política para enfrentarla. Lo extraordinario es la esterilidad teórica de los intelectuales que -tanto en la izquierda clasista pura como en el populismo reacio a traspasar los límites- han preferido dejar caer en el olvido el aporte de dos agudos autores trágicamente desaparecidos antes de poder dar la batalla por su desarrollo.