Puede ser que cuando el viejo Fidel se encuentre con Francisco recuerde a los jesuitas que lo educaron en sus años de estudiante. O puede ser que recuerde a otros argentinos que jugaron un papel clave en su vida. El "Che" Guevara, por supuesto. Pero también Jorge Masetti y Rodolfo Walsh. Masetti fue el primer periodista que lo entrevistó en la Sierra Maestra y luego armó la agencia Prensa Latina, logrando la colaboración de firmas como García Márquez, Jean-Paul Sartre o Charles Wright Mills. Walsh -que era un dotado escritor de cuentos policiales- fue capaz de decifrar los mensajes interceptados que le permitieron prepararse para la frustrada invasión a Playa Girón. 
Tal vez piense Fidel en esos extraños argentinos que lo ayudaron a sobrevivir a los intentos de acabarlo para llegar a convertirse en una leyenda viviente, al precio de perder su propia vida. Y ahora, al fin de la jornada,  tenía que ser este cura inusual el que le ayude a obtener el reconocimiento norteamericano de la realidad cubana. Esperemos que esta vez la ayuda no tenga que pagarla con su vida.