Acercándose el centenario del primer gran genocidio del Siglo XX (cuya impunidad fue modelo para los que vinieron después) la disputa sigue sin solución. Como se puede leer en este artículo, Turquía se obstina en negar su responsabilidad y por buenas "razones": hay una lista de familiares de las víctimas esperando para reclamar indemnizaciones (como Alemania hizo con las víctimas de la Shoá). Pero si durante décadas su situación estratégica frente a la URSS la protegió ante las naciones occidentales (el realismo geopolítico, ya se sabe, acalla los escrúpulos humanistas) la situación ya no  es la misma. Turquía aspira a ser admitida en la Unión Europea y no es fácil silenciar los reclamos cuando el "cuco" comunista ya no existe.