Un post de verano, más nostalgioso que político para ilustrar un artículo sobre la famosa cuestión de ¿adónde fueron a parar los negros argentinos?
Claro que si nos ponemos a hablar de la guerra contra el Paraguay (que fue también una guerra de policía para controlar los elementos díscolos del Interior) y de la subsecuente fiebre amarilla, ya entraría lo político, inevitablemente.

Bueno, a los datos de la nota que vale la pena refrescar (un cuarto del pueblo era africano al tiempo de la independencia, muchos subsisten invisibilizados por el mestizaje y -claro- en la música y el vocabulario) sólo quisiera agregar algo que la nota no dice.
Si alguno se da una vuelta por el Once va a ver que hay una pequeña pero visible re-inmigración colorida. Muchachas mulatas del Caribe y muchachos africanos bien renegridos. Andan por ahí con un dejo de provisoriedad, vendiendo lo que pueden para sobrevivir; parando en hoteles "para pasajeros" o pensiones. Tal vez no piensan en quedarse pero, a veces, sorprende ver a algunos que ya se aquerenciaron y saludan a sus conocidos, retrucando una cargada amistosa. 
Ojalá se queden y le devuelvan a la Argentina el color y la variedad que fue perdiendo con tanta tilinguería europeizante que se impuso en el sentido común convencional; justamente durante las décadas en las que más fuimos retrocediendo y "tercermundializándonos".

El próximo 16 de Febrero en Lima, Perú una cumbre entre 9 líderes sudamericanos y 11 jefes de Estado árabes va a discutir una propuesta de  reconocimiento de un Estado Palestino independiente.
Recientemente, Brasil, Argentina, Ecuador y Bolivia reconocieron al Estado Palestino "dentro de la fronteras anteriores a la guerra de 1967". Chile lo hizo sin mencionar mapas; Venezuela y Uruguay apoyan la declaración; Perú y Colombia aún no decidieron su postura.
Estos movimientos generaron inquietudes en las instituciones representativas de las comunidades judías, dentro y fuera de la región. Sus dirigentes suscriben las dudas israelíes sobre la conveniencia de este reconocimiento. Según Oppenheimer:
El vocero del Ministerio del Exterior de Israel, Yigal Palmor, me dijo que un reconocimiento sudamericano de un estado palestino siguiendo los lineamientos de la reciente declaración de Brasil sería ``contraproducente''. Y agregó: ``En este momento, los palestinos se niegan a volver a la mesa de negociaciones. Un reconocimiento de ese tipo los alentaría a no reanudar ningún tipo de negociación''.
El razonamiento detrás de esta declaración sigue una vieja creación de la propaganda israelí: la supuesta "mentalidad oriental árabe", con sus dos desagradables aspectos:

  1. 1. Los árabes no dicen la verdad cuando negocian. Piden el doble para arreglar por la mitad. Si se les ofrece algo van a pedir más.
  2. 2. Los árabes no creen en la coexistencia. Sólo aceptan a otros en tanto "dhimmis", sometidos bajo su protección.
Esta es una mitología conveniente que paga el beneficio de absolver de responsabilidad a la otra parte por sus acciones. Por ejemplo, si continúa expandiendo sus asentamientos en los territorios ocupados mientras está negociando. Ante esto, no es extraño que los palestinos "se nieguen a reanudar la negociación".
Como veremos, el escándalo de los "Palestine Papers" viene a desbaratar esos mitos.

En cuanto a los dirigentes comunitarios árabes y judíos, deberían celebrar la posibilidad de que, finalmente, se complete la Resolución de las Naciones Unidas que en 1947 decidió la división de Palestina en dos Estados -judío y árabe- lado a lado. Sobre todo, la dirigencia judía que sufrió los atentados de 1992 y 1994 en Buenos Aires, debería ver este reconocimiento como un reaseguro que desalentaría la puesta en riesgo de semejante éxito diplomático.
El problema es que las instituciones comunitarias sólo representan a una pequeña fracción de su público, los voluntariamente afiliados con derecho al voto, como en cualquier club. Y sus dirigentes están más preocupados por mantener los beneficios (viajes, prestigio) inherentes a la representación de algunos miles que por consultar la opinión de cientos de miles.

Los "Palestine Papers" y el fin de los pretextos


Cuando estaba redactando este post, la cadena Al Jazeera anunció la publicación de unos 1600 documentos clasificados correspondientes a negociaciones llevadas a cabo entre 1999 y 2010. Los primeros documentos publicados revelan supuestas ofertas generosas (¿rendición?) de los negociadores palestinos durante 2008, hasta que la Operación "plomo Fundido" sobre Gaza interrumpió el trato. Según esto, los palestinos habrían concedido la permanencia de casi todos los colonos judíos (¿bajo soberanía palestina?), así como el control israelí de casi toda Jerusalén, excepto el Haram o Monte del Templo. A cambio (según el llamado "mapa en la servilleta") recibirían territorios desérticos marginales y el retorno de una fracción de los refugiados, hasta completar 100.000 en el curso de 10 años.

La Autoridad Palestina y los negociadores  involucrados han negado la veracidad de los documentos, acusando a la cadena televisiva de manipularlos, presentando los reclamos israelíes como ofertas palestinas.

Las primeras reacciones pro-palestinas han sido, comprensiblemente, hablar de "traición" y "fin de la idea de dos Estados".
En cambio, lo que yo veo es el fin del mito de la "intransigencia" árabe para negociar ("no tenemos un socio para la Paz")  y una ola de reconocimientos diplomáticos al Estado Palestino independiente que dejará aislados al gobierno israelí y sus lobystas norteamericanos. Los partidarios de la coexistencia pacífica en Medio Oriente deberían aprovechar estas "revelaciones" (ya sean auténticas o no) para defender a la AP y exponer a los que realmente conspiran contra un acuerdo definitivo, aumentando la presión sobre quienes (como Obama o el enviado de la Unión Europea, Tony Blair) han pretendido, hasta ahora, creer en la mil excusas israelíes para posponer lo inevitable. Y seguir, entretanto, expandiendo el tumor de los asentamientos.