El juicio a un grupo neonazi que comienza esta semana en Munich amenaza con convertirse en un juicio al propio gobierno de Angela Merkel.
Durante diez años el autodenominado Subterráneo Nacional Socialista asesinó a diez personas (la mayoría inmigrantes turcos) sin ser investigado por la policía alemana, pese a un cantidad de pistas que apuntaban al grupo cuya actividad no era desconocida. En un claro caso de preferencias sesgadas, los investigadores descansaron en la cómoda suposición de que se trataba de "venganzas de la mafia turca".
Las disculpas emitidas por una contrita Merkel mal pueden ocultar que las organizaciones neonazis han sido toleradas por una policía renuente y un sistema judicial indulgente. Nada de que asombrarse viniendo de un gobierno conservador que ha mostrado su inmisericordia hacia un pueblo entero, como el griego, el cual fue presionado durante años a comprar cantidades absurdas de armamentos (inclusive submarinos) en Alemania) para luego ser acusado de gastar irresponsablemente. Capitalismo del mejor.