La sección Debates de esta semana se ocupa de la sentencia del juicio a los militares implicados en la masacre de Trelew y los considerandos de los jueces. Secundariamente, también se especula con la responsabilidad del dictador de entonces, Alejandro Lanusse.

El texto es un poco ambiguo. Una jueza sostiene que Lanusse fue el que decidió que los inicialmente fugados del penal de Rawson que se entregaron en el aeropuerto no regresaran a ese lugar, sino que fueran desviados a la base naval; que se pensaba en un escarmiento ejemplificador.
Pero no dice que la decisión del ametrallamiento de los prisioneros (simulando un intento de fuga) viniera de la presidencia. Sólo menciona a "las más altas esferas" (la Junta de Comandantes de las tres armas) en su voto en disidencia con la mayoría, respecto de la absolución del comandante de la base. Los únicos condenados (unos en presencia, otros en ausencia) fueron los ejecutores directos.

Parece poco creíble que un grupo de suboficiales tomaran semejante iniciativa sin conocimiento del superior. Tampoco tengo claro que Lanusse diera la orden o fuera tomado de sorpresa por el hecho consumado. Pero el comandante de la Armada, ciertamente era quien ejercía la autoridad sobre la base. Y la Marina tenía una historia aquilatada de desprecio por las vidas de los civiles. Más aún si se atrevían a desafiarlos.

Pero lo que los dictámenes judiciales no pueden decidir es el juicio histórico sobre el contexto político del hecho y sus consecuencias. La brutalidad y cobardía evidenciada por los uniformados generó el repudio unánime de la prensa y los políticos y promovió una fuerte corriente de comprensión (cuando no de simpatía) entre amplias capas de la población hacia la audacia y la serenidad exhibida por aquellos jóvenes al momento de entregarse. 

Durante un tiempo, las acciones de los grupos armados fueron confundidas con las rebeliones populares iniciadas con el Cordobazo, como una expresión más del hartazgo popular con el empecinamiento de los militares en tutelar la vida civil. Con el tiempo se vería que esos grupos tenía su propio programa "revolucionario"  que no se conformaba con la restauración de las formas democráticas.
Un fantasma recorre Europa; el fantasma del nacionalismo regional. Sea en Escocia, Cataluña, el País Vasco, Flandes o La Padana (norte de Italia), el nacionalismo regional arrecia con la crisis interminable.
Pero a diferencia del viejo nacionalismo popular del siglo XIX, cuando los pueblos menores eran oprimidos por grandes imperios, mantenidos en la pobreza y sus lenguas prohibidas, esta vez el espejismo nacionalista es empujado por políticos ambiciosos de regiones prósperas que dicen ser robados por sus contrapartes menos eficientes.

En España, el gobierno autónomo de Artur Mas reaccionó a las restricciones impuestas por los eurobancos, con medidas aun más duras, culpando al "expolio fiscal" de Madrid por esto. De este modo, la egoísta burguesía catalana espera alimentar los resentimientos de la Guerrra Civil (como si nada hubiera cambiado desde el fin del franquismo) entre las capas medias y así debilitar la resistencia de los jóvenes y los trabajadores oprimidos por sus propias medidas.

Esta estrategia se beneficia de la cerrada negativa de Rajoy a considerar siquiera la posibilidad de un referendum (en Cataluña los separatistas tienen mayores posibilidades de triunfar aun que en el País Vasco). Pero sus posibilidades disminuyen si tienen que ganar la mayoría del padrón censal. En las últimas elecciones un 40% de los habilitados para votar se abstuvieron de hacerlo.

En momentos en que los pueblos europeos en general están pagando los costos de la fiesta de los banqueros, los conflictos nacionalistas impulsados por los privilegiados regionales no tienen efectos beneficiosos que prometerles a aquellos, sino un capitalista "divide et impera".

El primer debate mostró que en política (como en cualquier juego o enfrentamiento en el que uno gana y otro pierde) no importa la verdad sino el efecto. Obama "explicó" mientras que Romney directamente mintió (y ganó el debate, según las encuestas).


Un fin de semana con grandes motivos para festejar. En Venezuela, una elección impecable dio por tierra con las esperanzas (de los envenenadores de la humanidad) de revertir la oleada autonomista de los pueblos sudamericanos.
Y en el torneo de la B Metropolitana, mi querido Platense llegó a la punta de la tabla por primera vez en seis años. De modo que, en vena celebratoria y "en cumplimiento de pactos preexistentes" con el entusiasta grupo de jóvenes que hacen la página de "Platense a lo Ancho", he aquí la primera caricatura dedicada al plantel que lleva en sus pies las esperanzas de ascenso del pueblo "calamar".
Y el primero, claro, no podía ser otro que el 10 que desde hace un tiempo sostiene las banderas del buen juego y el sacrificio por el equipo (y a su esposa que, dicen, le ha inoculado esta hermosa enfermedad). 
Un nuevo libro escrito por el corresponsal de DPA en Chile, Mauricio Weibel junto a Carlos Dorat puede hacer temblar al gobierno del "derechista democrático" Sebastián Piñera.
El libro -basado en documentos recién desclasificados- expone la omnipotente red de espionaje que permitió a la dictadura pinochetista ejercer su acción represiva con precisión "científica".
La red proveía de detallados informes y análisis sobre cada institución -nativa o extranjera- actuante en el país, en línea con los métodos modernos aconsejados desde los Estados Unidos durante la Guerra Fría.
Entre los documentos proporcionados por los autores, se destaca el informe sobre la Vicaría de la Solidaridad de la Iglesia Católica realizado por el entonces viceministro del Interior, Alberto Cardemil, con la lista completa de sus integrantes.
Todavía hoy, Cardemil ostenta la jefatura de la bancada oficialista de diputados en el Congreso Nacional. El presidente Piñera se ha negado a hacer comentarios acerca de esta incómoda evidencia.

La inminente elección presidencial venezolana ocurre contra untrasfondo económico ambiguo
No soy economista ni experto en la vida cotidiana de venezuela. Pero, desde mi punto de vista, el mayor logro de Chávez no es solo el mejoramiento de las condiciones de vida de los venezolanos pobres, sino los lazos anudados con otros países sudamericanos -como Brasil y Argentina- en el Mercosur y la UNASUR para incrementar la autonomía regional.
A uno puede gustarle o no el estilo tropical y populista de los discursos de Chávez; uno puede registrar las carencias en renovación de la infraestructura, pero lo que no puede es calificar de "dictador" a un Presidente que se ha presentado a 13 elecciones (y ha reconocido cuando perdió una), como hacen tan alegremente los conservadores.
Capriles, el candidato de la oposición unida, se ve a sí mismo como unDavid frente a un Goliat. Pero hasta él descarta la posibilidad de un fraude.  De modo que políticos extranjeros como Romney harían bien en empezar a tener el respeto debido por sus vecinos del sur.