
Los publicistas conservadores tienen un problema con Joseph Stiglitz. Como su prestigio de economista "mainstream" es muy pesado para, simplemente, hacerlo a un lado (preside la "Comisión de expertos sobre reformas al sistema monetario y financiero" de las Naciones Unidas), la nueva táctica arece ser la de presentar deformadamente sus opiniones, de modo de redondear sus aristas más incómodas.
Oppenheimer
proclama haber obtenido una entrevista con Stiglitz destinada a enfriar el entusiasmo de sus "fans" de izquierda (gente como Chávez o Cristina F. De Kirchner que lo tratan como a una estrella de rock). Según él, el laureado con el Nóbel ha calmado sus críticas a la globalización y al FMI:
"Ha cambiado en muchos aspectos y creo que todo el mundo debe reconocerlo". Más aún: "Para prosperar, Latinoamérica debe elevar su nivel de capacitación, su tecnología, para ser más competitiva en la economía global". Lo cual, sin dudas, es un saludable consejo, por cierto. Pero ¿Qué es lo que dice sobre la condición global en sí misma?
Demos una mirada a las propias palabras de Stiglitz en su propia columna internacional. Ya
en Abril decía:
Pero, para no acabar sumidos en otra crisis de la deuda, deberá conceder una parte –tal vez una gran parte– del dinero en forma de donaciones. En cambio, en el pasado la asistencia fue acompañada de “condiciones” exigentes, algunas de las cuales entrañaban la aplicación de políticas presupuestarias y monetarias contradictorias –exactamente las opuestas de las que ahora resultan necesarias– e imponían una desregulación financiera que fue una de las causas primordiales de la crisis.
De modo que:
Así, pues, es imprescindible que se conceda asistencia mediante diversos cauces, además –o en lugar– del FMI, incluidas instituciones regionales.
Y de nuevo
en Julio, informando de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el impacto de la crisis sobre los países en vías de desarrollo:
Uno habría podido esperar que Estados Unidos fuera el primero en ofrecer grandes sumas de dinero para ayudar a las muchas víctimas inocentes de las políticas de las que fue paladín mundial.
Y respecto a instituciones como el FMI:
Sin embargo, varios países en desarrollo acaban de sacarse encima el peso abrumador del exceso de deuda, y no quieren pasar por eso nuevamente. La implicación es que necesitan garantías, no préstamos. El G-20, que recurrió al FMI para proporcionar la mayor parte del dinero que los países en desarrollo necesitan para enfrentar la crisis, no tomó suficiente nota de este hecho, mientras que la conferencia de la ONU sí lo hizo.
Ahora, sobre la enfermedad mundial del dólar:
El tema más delicado abordado por la conferencia de la ONU –demasiado delicado como para ser tratado en el G-20- fue la reforma al sistema global de reservas. La acumulación de reservas contribuye a los desequilibrios globales y a una insuficiente demanda global, puesto que los países ponen de lado cientos de miles de millones de dólares como precaución ante la volatilidad internacional. No es de sorprender que Estados Unidos, que se beneficia de recibir billones de dólares de préstamos por parte de los países en desarrollo -ahora casi sin intereses- no tenga mucho entusiasmo por hablar del tema.
La solución propuesta:
El último día de la conferencia, mientras Estados Unidos expresaba sus objeciones a incluso debatir en la ONU este tema que afecta el bienestar de todos los países, China repetía una vez más que había llegado el momento de crear una moneda de reserva global. Puesto que la moneda de un país sólo puede ser moneda de reserva si otros aceptan usarla como tal, el tiempo puede estar acabándose para el dólar.
Finalmente, la verdadera opinión de Stiglitz sobre el estado de la globalización:
Estados Unidos y los demás países industrializados impulsaron la globalización, pero esta crisis he mostrado que no la han gestionado tan buen como habrían debido. Si la globalización ha de funcionar para todos, las decisiones acerca de cómo gestionarla se deben tomar de manera democrática e incluyente, con la participación tanto de los culpables como de las víctimas de los errores.
Tal parece, que el "chico malo" Joseph Stiglitz continúa rockeando fuerte y duro, nomás.

Se cumplen 50 años de la conferencia del inglés C.P. Snow sobre "Las Dos Culturas" en la que lamentaba la hegemonía de la "cultura literaria" sobre la "cultura científico-empírica". Como se puede ver en
este artículo, todavía hay quienes siguen soñando con el día en que los científicos reemplacen a los políticos. Otros, como John Brockman, hacen su Agosto editando "best-sellers" de divulgación científica y promoviendo desde alguna fundación el advenimiento de una supuesta "Tercera Cultura", la de los "Científicos Humanistas" que educan al público (casualmente los que él edita).
Parafraseando a J.M. Keynes podríamos decir que los científicos que se creen libres de influencias literarias son generalmente esclavos de algún filósofo ya muerto. En este caso Platón, quien soñaba con expulsar a los poetas de su República ideal. Él también aspiraba a terminar con los difusores de mitos y reemplazarlos por cultivadores del pensamiento riguroso (el suyo, claro).
Pero desde que Thomas Khun publicara "La estructura de las revoluciones científicas" (1962), sabemos que los científicos se aferran a ideas erróneas (paradigmas) por muchas razones subjetivas (orgullo, prestigio, interés y hasta fé religiosa). Algunos "evangelizadores" de la divulgación científica son patéticos, como esos etólogos que estudiando a las palomas dictaminan sobre la organización social humana. Los biólogos podrán seguir escaneando la actividad cerebral y registrando los cambios hormonales, seguramente con gran provecho para la Humanidad. Pero difícilmente avanzarán un centímetro más allá en la comprensión (y el control) de las Pasiones de lo que lo hicieron Shakespeare y Freud.
Allí donde nos pensamos, no somos. Un animal no se piensa: es lo que sus instintos le indican. Nosotros lidiamos con una carga inconsciente que nos lleva a tropezar y a actuar contra nuestras intenciones conscientes, burlándose de nuestra racionalidad una y otra vez. Y cuando más nos enfundamos en certezas positivistas y dogmas es cuando más fácilmente perdemos contacto con lo Real.
La humilde aceptación de nuestra radical incompletud, de la provisoriedad de nuestras certezas sería, ya, un saludable principio de realismo. Lo cual no quiere decir que no se pueda conocer y avanzar (el agnosticismo absoluto es autocontradictorio). Sólo significa que el conocimiento certero de una región parcial de la realidad no da derecho a creer que se ha llegado al dominio de la Totalidad. Y -sobre todo- que extrapolar ese conocimiento a regiones ajenas a nuestro saber es sumar soberbia a la ignorancia.

Si Ud. se preguntaba por las razones que subyacen al fulminante ascenso de Julio Cleto Cobos desde la profunda oscuridad al estrellato mediático.
Si creía que no había otras razones que su utilidad circunstancial como quinta columna de los enemigos del gobierno.
Si dudaba de que detrás de su expresión anodina y su discapacidad discursiva compuesta de generalidades y lugares comunes (ante todo : "consenso") existiera un pensamiento profundo agazapado, esperando el momento indicado para revelarse en toda su luminosa capacidad para guiar a la Patria hacia su destino de Grandeza.
Salga de dudas definitivamente leyendo
esta exhaustiva investigación. Le adelanto una punta del ovillo: ahí donde lo ven, Cobos es...lo que se ve.
Breve comentario sobre la ilustración: este fue uno de los encargos más difíciles que tuve. La nota intentaba ser seria (ya me avisaron que se la enviaron al susodicho) y no podía ser denigrante. Más aún, debía darle un entorno vinculado al Poder. ¿Cómo hacerlo sin dejar de transmitir algo de mis propia opinión?.
Lo que intenté realizar creo que se puede advertir cerrando un ojo e interponiendo una mano entre el observador y la pantalla, de modo de tapar alternativamente la mitad derecha y la mitad izquierda del rostro. ¿Lo conseguí?