Las relaciones entre orientales (uruguayos) y argentinos (¿o debería decir "porteños"?) han sido notables desde el inicio del trayecto hacia nuestra constitución como entidades políticas. Cíclicamente oscilamos entre una identidad común de base y el prurito narcisístico diferenciador.
Hasta la jornada histórica del triunfo electoral del Frente Amplio sobre el bipartidismo tradicional era más o menos fácil atribuir esas oscilaciones a los intereses competitivos entre las respectivas clases dominantes. Básicamente por el control exclusivo del acceso portuario hacia el interior.
Se puede decir sin exagerar que ese triunfo fue vivido como propio por los sectores progresistas de esta orilla del río. El exabrupto antiargentino (y la embarazosa disculpa posterior) del último Batlle parecía cerrar ese ciclo en el pasado. Sin embargo, la decisión de Tabaré Vásquez de llevar adelante la construcción de las papeleras comprometida por su predecesor y la cerrada negativa a considerar -siquiera como gesto- la reubicación de las plantas deshizo rápidamente el hechizo. La inconsistencia del gobierno de Kirchner para gestionar una salida rápida del diferendo dió la ocasión para que fuera desbordado por algunos oportunistas (léase De Angeli) que encontraron así una primera causa que agitar en la construcción de su figura pública.
La aparición de la candidatura de Mujica con su historia de lucha y su estilo llano, sin embargo, renovó la fe en una inminente corrección de esa primera experiencia fallida. Su aparición en el acto proselitista en el Luna Park fue seguida al detalle por algunas radios como si fuera un acontecimiento de la política propia. Esta nota del Dr. Ciapuscio es buen ejemplo de ese clima y disposición. Ni dio el tiempo para que fuera publicada que una filtración periodística volvió a poner la nota discordante. ¿Habrá que admitir nomás, el predominio de las diferencias por sobre la fraternidad?
Hasta la jornada histórica del triunfo electoral del Frente Amplio sobre el bipartidismo tradicional era más o menos fácil atribuir esas oscilaciones a los intereses competitivos entre las respectivas clases dominantes. Básicamente por el control exclusivo del acceso portuario hacia el interior.
Se puede decir sin exagerar que ese triunfo fue vivido como propio por los sectores progresistas de esta orilla del río. El exabrupto antiargentino (y la embarazosa disculpa posterior) del último Batlle parecía cerrar ese ciclo en el pasado. Sin embargo, la decisión de Tabaré Vásquez de llevar adelante la construcción de las papeleras comprometida por su predecesor y la cerrada negativa a considerar -siquiera como gesto- la reubicación de las plantas deshizo rápidamente el hechizo. La inconsistencia del gobierno de Kirchner para gestionar una salida rápida del diferendo dió la ocasión para que fuera desbordado por algunos oportunistas (léase De Angeli) que encontraron así una primera causa que agitar en la construcción de su figura pública.
La aparición de la candidatura de Mujica con su historia de lucha y su estilo llano, sin embargo, renovó la fe en una inminente corrección de esa primera experiencia fallida. Su aparición en el acto proselitista en el Luna Park fue seguida al detalle por algunas radios como si fuera un acontecimiento de la política propia. Esta nota del Dr. Ciapuscio es buen ejemplo de ese clima y disposición. Ni dio el tiempo para que fuera publicada que una filtración periodística volvió a poner la nota discordante. ¿Habrá que admitir nomás, el predominio de las diferencias por sobre la fraternidad?
Comments (3)
Las boludeces que pueda decir un dirigente no me importan (nuestra presidente comparó a futbolistas con desaparecidos)... ahora, viéndolo a Mujica me pareció que su cara pedía a gritos una caricatura, ¿me equivoco?.
Galliano: Hay dirigentes que nunca fueron otra cosa (carreristas). Pero cuando pasa lo mismo con tipos que tienen una historia personal de lucha que bancaron con cárcel, la verdad que me afecta. ¿Vos te lo imaginás a Zitarrosa agrediendo así?
Y lo de la cara de caricatura es así, claro. Y ya ví algunos colegas uruguayos que se dieron bien el gusto. Un abrazo.
Bob, afilá la pluma, que a Feinamnn lo hiciste mas parecido a Di Caprio que a Susan Boyle, a quien realmente se parece!
Dicen que es Susan Boyle con filosofía.