
Sabemos que para esa derecha recalcitrante nombrar a Perón es agitar el fantasma del populismo intervencionista avanzando sobre los derechos y las libertades individuales. Otras semejanzas superficiales se suman: outsiders del establishment político que de un día para el otro despiertan el entusiasmo multitudinario; imprevisibles, poco confiables.
Pero lo que a nosotros nos interesa es otra cosa: ¿hay algo semejante en las condiciones que facilitan la llegada de ambos hombres al poder? ¿hay paralelos epocales que permitan inferir lo que nos espera?
Abel y Manolo (¿quién, si no?) apuntaron su sabiduría y abrieron polémicas más que interesantes en los comentarios. Es muy claro que a Limbaugh le molesta -como dice Manolo- que Obama haya permitido al Sindicato entrar a la dirección de Chrysler como acreedor privilegiado, frustrando a los fondos buitres (tenedores de acciones desvalorizadas) que esperaban beneficiarse del desguace de la empresa. Pero a menos de un mes, el destino de General Motors parece muy diferente. ¿Qué clase de "peronismo" será el de Obama?
Es posible que tenga razón Laclau cuando ve en todo fenómeno de entusiasmo político popular un "significante vacío" que sintetiza múltiples demandas diferentes; la mística, podríamos decir. Pero no olvidamos la advertencia marxiana: los hombres hacen la historia, pero la hacen en condiciones no elegidas por ellos.
La del '30 había sido una crisis de crecimiento capitalista que se saldaría con la incorporación de grandes masas al consumo. Y una crisis política -con la experiencia socialista polarizando y amenazando al control social- que se saldaría con la barbarie bélica universal como condición disciplinadora.
Perón se hace cargo de la amenaza reivindicativa de las masas (y de las urgencias militares de un país aislado por la economía competidora de la nueva potencia hegemónica) y las incorpora al consumo como base del desarrollo industrial. Era el intento de un bonapartismo progresivo en un país dependiente por solucionar la cuestión nacional truncada por el esquema agro-exportador.
Obama llega al gobierno de una República Imperial que -tras vencer a todas las potencias competidoras y ser el primer patrón clientelar del mundo- se revela incapaz de administrar la especulación financiera insaciable desatada por ese poder. Muchas fortunas virtuales deberán "disolverse en el aire" antes de que el sistema pueda encontrar un punto de equilibrio provisorio. Y difícilmente las fortunas virtuales acumuladas se disuelvan sin pelear, como las explosiones radiales de Limbaugh lo advierten.
Otra república imperial -Roma- estuvo en una encrucijada semejante (con todas las salvarguardas debidas) tras vencer al competidor cartaginés: fortunas súbitas, inflación y desocupación impulsaron al liderazgo popular a los reformistas hermanos Gracos. La resistencia de los ricos a ceder posiciones llevó al asesinato de los reformistas y a una prolongada guerra civil que no acabó sino con la dictadura cesarista.
Por lo que parece, Obama no está dispuesto a suicidarse y andará con pies de plomo. Así que los "tiempos duros" (the hard times) de los años '30 están aquí para quedarse. Podemos suponer que será nuestro modo de vida por un buen (mal) tiempo. Habrá que tener inteligencia política para evitar que la solución a esta crisis sea otra caída en la barbarie.